jueves, septiembre 13, 2007

Entre dos fuegos



Foto: Joana Toro / Cambio

Gustavo Petro no sólo es uno de los más fuertes opositores del gobierno de Álvaro Uribe y uno de los blancos preferidos de las arremetidas del Primer Mandatario cuando se refiere a "terroristas y guerrilleros vestidos de civil", sino que ahora está también en la mira de las Farc.


Y lo está porque anunció un debate sobre los vínculos de las Farc con algunos políticos. El anuncio provocó en julio una respuesta de Raúl Reyes, quien en una entrevista publicada en Anncol, la agencia de noticias del grupo subversivo, intentó minimizar el papel del Polo y se fue lanza en ristre contra algunos de sus miembros, como Antonio Navarro, Lucho Garzón y Petro, a quienes descalificó diciéndoles "consentidos del establecimiento".


La pugna Petro-Farc no es nueva. En 2004, cuando tres jefes paramilitares estuvieron en el Congreso, el Senador dijo que "la única diferencia entre los paramilitares y las Farc es la motosierra". Pero ahora va in crescendo y esta semana a las declaraciones del Senador en el sentido de que las Farc son ignorantes y criminales y no revolucionarias, Iván Márquez, miembro del secretariado, arremetió de nuevo vía Internet: "Desde hace rato Petro anda asperjando por ahí verdaderas estupideces en torno a las Farc (...), tenemos recelo frente a personajes como Petro, a quien nunca le hemos escuchado el primer debate de cuestionamiento a las políticas de recolonización neoliberal del Imperio".


El palo no está para cucharas y además Petro no las tiene todas consigo, pues en el Polo existe una facción de línea dura que no está de acuerdo con la actitud del Senador, quien de frente ha rechazado la perversa estrategia de la combinación de las formas de lucha que tantas vidas le costó a la UP en los años 90. Existe tanto recelo con Petro, que los directivos del Polo ni siquiera lo respaldaron frente al comunicado de las Farc.


En este escenario de confrontación, peligroso para la seguridad de Petro, que ha recibido amenazas y es considerado por las Farc como un traidor a la "lucha revolucionaria", las directivas del Polo deberían analizar si enfilar baterías en forma exclusiva contra el Gobierno podría significarles perder parte del terreno ganado hasta ahora por Lucho Garzón en la Alcaldía de Bogotá. Si el Polo persiste en su vocación de poder, rechazar la lucha armada y el proceder de las Farc es también prioritario.

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