martes, noviembre 13, 2007

Una muy seria publicación de Estados Unidos asegura que relación de Uribe con los paras es ‘sospechosa’

SEMANA.COM

La alianza entre Estados Unidos y Colombia jamás había estado tan en veremos, argumenta una prestigiosa académica en un artículo en ‘Foreign Affairs’, la revista de análisis político más importante de Norteamérica.

Por Juan Carlos Iragorri / Corresponsal en Estados Unidos

Fecha: 11/07/2007 –


No corren buenos tiempos para el futuro de la alianza entre Estados Unidos y Colombia. Así lo considera Foreign Affairs, la revista de análisis político más importante de Estados Unidos, en un artículo que aparece en la edición en español correspondiente a los meses de octubre y noviembre. El texto, titulado ‘La agonía de Álvaro Uribe’, tiene por autora a Cynthia J. Arnson, directora del Programa Latinoamericano del Woodrow Wilson Center for Scholars en Washington D.C., uno de los centros de investigación sobre Latinoamérica más influyentes de la capital norteamericana.



“Desde el inicio del Plan Colombia en 2000, que fue un programa multifacético para fortalecer la seguridad y la gobernabilidad en el tercer país más poblado de América Latina, nunca había habido tanta incertidumbre sobre la naturaleza y el futuro del compromiso de Estados Unidos con Colombia”, dice el artículo, que más adelante constata que el presidente Álvaro Uribe, pese a ser “uno de los más populares de la región”, ha reaccionado “con alarma ante el cuestionamiento de Washington sobre la conducta de su gobierno y la naturaleza de las políticas colombianas”.



Para Cynthia J. Arnson, la “encrucijada de Colombia”, cuyo gobierno quiere que Washington apruebe la ayuda para la segunda etapa del Plan Colombia, así como el Tratado de Libre Comercio (TLC) suscrito en noviembre por ambos países, se compone de algunos elementos fáciles de establecer. El primero fue la reconquista de las mayorías del Congreso por parte de la oposición demócrata en las elecciones de ese mes. El segundo es el hecho de que el presidente republicano George W. Bush sea “más impopular que nunca” principalmente por su respaldo a la guerra en Irak.


El tercer componente de la encrucijada se centra en que los resultados de la guerra contra el narcotráfico “distan mucho de ser extraordinarios”. De acuerdo con Foreign Affairs, es verdad que los 5.600 millones de dólares del Plan Colombia han “mejorado notablemente la seguridad en todo el país, pero la pureza de la cocaína en las calles de Estados Unidos ha aumentado y sus precios han bajado”.



El artículo también deja claro que, según las estadísticas publicadas el pasado mes de junio por la Oficina Nacional de Política para el Control de la Droga en Estados Unidos (Ondcp, por su sigla inglesa), “la cantidad de coca cultivada en Colombia durante 2006 aumentó por segundo año consecutivo pese a las cifras récord de fumigación. Pero no sólo eso. Afirma que “el total de hectáreas dedicadas al cultivo de coca en toda la ragión andina no ha disminuido desde que el presidente Bill Clinton lanzó, en el año 2000, la actual fase de la guerra contra las drogas”.



El cuarto ingrediente de la “encrucijada colombiana” enumerado por Arnson se relaciona con los problemas internos que enfrenta el presidente Álvaro Uribe, en especial el de los nexos de algunos dirigentes políticos con los grupos paramilitares. Pero la autora va más allá y menciona al propio Presidente. “La relación de Uribe con los paramilitares se considera sospechosa, más aún por la expansión de las estructuras de tipo paramilitar conocidas como Convivir durante la época en que Uribe gobernó el departamento de Antioquia. Peor aún, Uribe personalmente escogió a Jorge Noguera, su jefe de campaña en la costa Atlántica, para dirigir el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), la agencia interna de seguridad en Colombia”, dice.



Arnson asegura que la aprobación en Washington del Plan Colombia en el año 2000 no fue el fruto de una coalición bipartidista entre el presidente demócrata Bill Clinton y el Congreso republicano, como tratan de mostrarlo los dirigentes colombianos, sino una “colcha de retazos sostenida por débiles hilos”. Lo explica de la siguiente manera: “Clinton pudo reunir una coalición de apoyo al inicio del Plan Colombia debido a que múltiples intereses y objetivos –la lucha antinarcóticos, el desarrollo alternativo, el proceso de paz, los derechos humanos y la consolidación económica– tuvieron cabida dentro de esa gran carpa”.



Pero eso ha cambiado mucho, sostiene el artículo de Foreign Affairs. Ahora la principal preocupación en Washington, a la hora de considerar la ayuda a Colombia y el TLC, es una sola: la protección de los derechos humanos. Por esa razón el gobierno estadounidense, si quiere enviar ayuda para el Plan Colombia, debe contar con el visto bueno de varios comités del Congreso en Washington. Y por eso mismo es que algunos dirigentes demócratas se oponen al TLC. Así lo afirma un demócrata consultado por Arnson: “Cuando año tras año un país ocupa el primer lugar como el sitio más peligroso del mundo para ser sindicalista, ello se nota”.



Finalmente, Cynthia Arnson subraya que la enorme diferencia de la economía de ambos países hace “mucho más incierto” el futuro del TLC en el Congreso estadounidense porque si por un lado “el PIB de Colombia en 2006 (132.000 millones de dólares) representa aproximadamente el 1 por ciento del total del de Estados Unidos”, por otro lado “Colombia constituye menos del 1 por ciento del comercio norteamericano y ocupa el lugar 29 entre los mercados de exportación de aquel país”.



La nota de Arnson en Foreign Affairs termina, no obstante, con las palabras del representante republicano Jerry Weller, del subcomité de Comercio de la Cámara de Representantes, para quien es absurdo que Estados Unidos no apruebe el TLC con un país “que es nuestro más fuerte aliado y nuestro socio más confiable en América Latina”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que dijo Evo

Chiqui Vicioso

Menudo, sencillo, irrumpió en el Alma Máter de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, acompañado del Rector, los y las decanos y representantes del profesorado y estudiantado, Evo Morales.



Ya había tenido el privilegio de escucharle en otros escenarios y noté que su discurso es siempre el mismo, es decir, parte de su experiencia como indígena Es testimonial, coloquial, ausente de retórica, suave, sin estridencias ni poses, y de ahí su efectividad.



A quien vimos frente a nosotros fue a un hombre que narró su resistencia a involucrarse con el poder político convencional: “para nosotros, los indígenas, los políticos siempre han sido sinónimo de farsantes”. Un hombre que va descubriendo cosas: “cuando el movimiento sindical, campesino e indígena necesitaba crearse un instrumento político (entiéndase la diferencia: cuando el movimiento de masas necesitó crearse un movimiento político, no a la inversa), y demandaba tener a alguien en el Congreso, me propusieron como Diputado y yo no quería, porque el pueblo sabia que casi todos los diputados van al Congreso a negociar y a robar plata”.



“(Que) los políticos generalmente no van al poder a ‘servir al pueblo’ sino a ‘servirse del pueblo’, y por eso se hacen tan ricos de repente. Estamos ahora investigando las fortunas recientes, porque no se explican, y porque sabemos que ahí esta el dinero del Estado”.



¿Qué esta haciendo este indígena boliviano en el poder? Primero, devolverle a Bolivia la viabilidad como nación.



“Decían que Bolivia era inviable y que no teníamos ni siquiera reservas monetarias. Con la renegociación de los hidrocarburos hemos pasado de una ganancia anual de 300 millones de dólares a mil 500 millones de dólares. Y con lo que hemos recuperado para el Estado ya tenemos una reserva monetaria de 5 mil millones de dólares, que suenan como poco, pero para nosotros, que somos apenas un país de nueve millones de habitantes, y que partimos de cero, es mucho”.



Y ¿qué están haciendo con el dinero que van recuperando?

“Lo primero es asegurar que todos los niños y niñas de Bolivia puedan ir a la escuela y alimentarse, para combatir el analfabetismo desde la raíz. Lo segundo es garantizarles a todos los ancianos y ancianas, a perpetuidad, su seguro social. En Bolivia solo la clase media y alta tenía seguro social, y los que se levantaban a las cuatro de la mañana y trabajaban hasta las ocho de la noche se morían como animales. Ahora todo el mundo tiene seguridad social”.



Lo tercero es la tierra. “Yo crecí en una comunidad donde la madre tierra era de todos y lo que se producía en ella era para todos. No conocíamos el capitalismo y no lo entendíamos. Los ricos no comprenden que el dinero no se puede sembrar, que el dinero no se puede comer, que cuando uno se muere nada se lleva”.



“Entonces nosotros estamos planteando que la madre tierra es nuestra madre, y uno no la vende, no la hipoteca, no la contamina, no la comercia, uno la ama y la cuida.

A eso llamamos Socialismo del Siglo XXI, nada que ver con teorías políticas, ni con politiquerías. Es algo que todo el mundo puede entender, y sentir y asumir”.



“En cuanto a los servicios básicos a la población: agua potable, salud, educación, vivienda, los estamos planteando en el Nuevo Referéndum como derechos humanos que el Estado debe garantizar”.



¡Qué distinta la experiencia nuestra con la transferencia de los servicios básicos a la población al sector privado, para fomentar, entre otras razones, el crecimiento del sector financiero, que en el ultimo informe sobre crecimiento del PBI anunciaba un desarrollo de un 47% versus apenas un 2% de la agricultura y un porcentaje bajísimo en la manufactura.



Y ¡qué diferencia puede hace un gobernante cuyo interés no es convertirse en un multimillonario más de los que tanto abundan sin ninguna trascendencia, sino logra un espacio de inmortalidad en el corazón de su pueblo, no dejándose deslumbrar por espejitos y abalorios!



A cada descubrimiento de Evo sobre las diferencias e injusticias del sistema político tradicional en su país, los estudiantes dominicanos en el Alma Máter gritaban “¡como aquí!”, pena que no pudieran gritar lo mismo cuando mencionaba lo que intentaba hacer para remediarlos.



Al final, cuando recibió el Honoris Causa, Evo hablo de la diferencia entre el conocimiento ancestral de la población indígena y popular, que en su país es generalmente iletrado, y el conocimiento académico, y bromeo con el hecho de que gracias a los y las dominicanos ahora le dirán “Doctor”.



Conmovidos, no sabíamos que hacer cuando Evo salio del salón.



¡Ay Dios mió, grito alguien: ¡ahora hay que regresar a la casa e intentar volver a reconciliarnos con la realidad, con nosotros mismos!



*intelectual dominicana, miembro del Consejo Asesor de Telesur


TOMADO DE TELESUR

Anónimo dijo...

senador me siento orgullosa de usted tenemos que derrotar a los paramilitares ademas a todos los parapoliticos y mostrarle al mundo la mierda de presidente que tenemos soy polista hasta la muerte
usted sera mi presidente cuente conmigo como monteriana le digo que lo quiero y se me cuida mucho
cuidado con la gente que no lo quiere

Anónimo dijo...

SENADOR LE DOY GRACIAS A DIOS TODOS LOS DIAS POR PROTEJERLO NO DE SU BRAZO ATRAS