martes, marzo 25, 2008

"Colombia repite el fracaso de los EEUU"

TERRA MAGAZINE

Camila Morales, especial para Terra Magazine
Directo desde Bogotá


La consecuencia de la crisis latinoamericana después de la invasión de territorio ecuatoriano por Colombia, el 1º de marzo, que culminó con la muerte del número 2 de las Farc, es vista de maneras dispares en Bogotá. El principal periódico colombiano, El Tiempo, publicó este martes, 18 de marzo, un reportaje afirmando que "la OEA consiguió un consenso para superar la crisis diplomática". Pero hay divergencias sobre la cuestión.

Por un lado, el presidente Álvaro Uribe y el canciller Fernando Araujo, cuyo cargo está en peligro, según analistas y columnistas de la prensa colombiana, que ya apuntan nombres de posibles sucesores. Ellos sienten la presión de la comunidad internacional y fallan al insistir en el argumento de la legítima defensa para redimir al país de culpa por el ataque militar a territorio ecuatoriano el 1º de marzo.

En el otro extremo está el senador Gustavo Petro, pre candidato a las elecciones presidenciales de 2010 por el Polo Democrático -que él contribuyó a fundar. Petro acusa al gobierno de "repetir irracionalmente la fracasada política internacional de Estados Unidos".

Terra Magazine: ¿Cuál es su opinión sobre la actual crisis diplomática entre Colombia y Ecuador, considerando inclusive la posición que viene sosteniendo el gobierno colombiano?

Gustavo Petro: La primera causa tiene que ver con el gobierno de Colombia y la segunda con las Farc. El gobierno colombiano, sin lugar a dudas, violó el derecho internacional. La pregunta aquí, por lo tanto, es por qué lo hizo. Una respuesta simple sería "porque las Farc están ahí", pero el hecho es que siempre estuvieron. Desde hace décadas, independientemente de quienes hayan gobernado de un lado y de otro. En ese contexto, la disculpa de Colombia no es suficiente. La realidad es que detrás de la política colombiana existe una repetición, como un espejo, de la política de los Estados Unidos de emprender lo que ellos llaman "guerra contra el terrorismo". Lo que supone una relativización de las fronteras y una violación del mecanismo de las Naciones Unidas, a través de lo cual los países deberían resolver sus problemas de manera pacífica y diplomática.
Sobre las Farc, la pregunta, en el contexto de la crisis, sigue siendo: ¿si las Farc consiguieran transformar en realidad su política, eso disminuiría el conflicto armado en Colombia o lo aumentaría? Lo que yo puedo decir es que, de la misma manera que los recursos enviados por los EEUU al gobierno colombiano aumentaron el conflicto en vez de disminuirlo, los respaldos que provenientes de otros gobiernos para las Farc producirían el mismo efecto negativo. En resumen, Colombia necesita cambiar su política internacional y ganar más autonomía de los demás países, con vistas a la integración latinoamericana y no a su polarización, conforme prioriza la Constitución del país.

Terra Magazine: ¿Usted cree que la política de seguridad del gobierno, centrada en las Farc y en el narcotráfico, está contribuyendo para la internacionalización del conflicto? ¿Existe un problema estratégico en el Plan Colombia?

Gustavo Petro: Claro. El Plan Colombia es una ayuda extranjera para la guerra, que fracasó por ignorar que la mayor fortaleza del narcotráfico en el país, además de su dinero, es su relación con el poder político y el Estado colombiano. El último año, sin embargo, hubo un cambio en ese escenario, con el apoyo de una mayoría demócrata, aunque con timidez, para aumentar la ayuda a la justicia y a la lucha contra la impunidad en Colombia -camino que yo creo que es mucho más eficaz como política antidrogas, al contrario de la financiación bélica. Hablando de la droga específicamente, es un proyecto que se movió alrededor de la fuerza militar y de la fumigación de la hoja de coca. Y hoy el precio de la cocaína se disparó en Nueva York, comparado con el de 2002 -cuando el Plan Colombia estaba en auge. Lo que tenemos es un incremento de la oferta de cocaína en Estados Unidos, o sea que esa es una política que fracasó, entonces tenemos que construir otra.

Terra Magazine: ¿Cómo ve la situación de las fronteras de Colombia no sólo con Ecuador y Venezuela, sino también con Brasil, sobre la cual se habla poco?

Gustavo Petro: El mismo Plan Colombia, construido como fumigación armada, viene empujando los cultivos de hoja de coca para las fronteras. Y ellos van río abajo, penetrando la selva amazónica. Yo creo que en este momento ya penetraron territorios amazónicos venezolanos, brasileños y ecuatorianos donde, en realidad, ya estaban antes, pero se incrementaron. Es un enorme peligro para la selva y, además de eso, produce una desestabilización de las fronteras. Por eso es que la lucha antinarcóticos tiene que cambiar y tiene que ser hoy, fundamentalmente, asunto de un eje sudamericano. Y en relación a las Farc, el Ejército colombiano, aún siendo el mayor de América del Sur, no consigue controlar el desplazamiento interno de la guerrilla. Menos aún se puede pedir que otros ejércitos, menos fuertes y con otras prioridades, controlen esos movimientos hacia afuera del país. Las Farc saben eso y lo utilizan como salida de retaguardia.

Terra Magazine: ¿Usted está a favor de la propuesta de Lula de crear un Consejo Sudamericano de Defensa?

Gustavo Petro: Completamente. Es preciso comenzar a construir con los demás países sudamericanos instituciones y procesos comunes alrededor de intereses comunes, que son muchísimos. Más aún en este tema que tiene que ver con conflictos armados, narcotráfico y el papel desestabilizador que producen en el subcontinente. Pero hay otros aspectos que afectan la seguridad de América del Sur: el narcotráfico es uno, el calentamiento global, que puede producir la quema de la selva amazónica y su conversión en desierto rápidamente, es otro. No hay ninguna política común alrededor de éste que es un tema de impacto directo sobre las sociedades sudamericanas y el mundo. Además de eso, ¿cómo aseguramos la biodiversidad de la región? ¿Cómo equilibramos el problema de la energía, con países que tienen recursos tan escasos, mientras otros los tienen en abundancia? Finalmente, hay varios temas que permitirían una discusión colectiva dentro de un Consejo Sudamericano de Defensa. Colombia tiene que apuntar hacia la discusión de esa política internacional.

Terra Magazine: ¿En su opinión, Brasil tuvo o está teniendo un papel importante dentro de la crisis?

Gustavo Petro: No, ninguno. Creo que la tesis de mantener una distancia prudente de Venezuela y de Colombia llevó el gobierno a no tener ningún papel. Es una distancia que viene de mucho tiempo atrás. La selva amazónica terminó sirviendo no de punto de contacto, sino de muro entre los dos países. El mundo andino no recibió de Brasil la debida atención, y por la frontera es que están entrando los problemas. Hubo una propuesta del Consejo de Seguridad, que oímos durante la crisis. Como gesto, nosotros desde el Polo Democrático la habíamos hecho también. Es una coincidencia, de la cual creo que Brasil tampoco se enteró hasta ahora. Veo esto como una tentativa de Brasil de retomar una iniciativa, pero la realidad es que la había perdido.

Terra Magazine: ¿De que manera Brasil y especialmente el presidente Lula pueden ser compañeros importantes de Colombia?

Gustavo Petro: Creo que tenemos que recuperar a la izquierda latinoamericana. Las Farc representan un papel negativo para esa izquierda y fueron la "disculpa que faltaba" para la actuación de los Estados Unidos, ya que deseos de intervenir no les faltan. Y el PT (Partido Trabalhista Brasileño), digamos, que tiene clara esa situación, y demostró eso en el Fórum de San Pablo, debería unirse con Polo Democrático en búsqueda de recuperar el principio democrático para la izquierda latinoamericana, sin volver a apostarse en procesos totalitarios, como los que representan las Farc, que de hecho son altamente impopulares en Colombia, a pesar de definirse como "ejército del pueblo". Una alianza PT-Polo Democrático podría reimpulsar la izquierda en el subcontinente, además de impedir un factor de desestabilización y una posible intervención de los Estados Unidos.

Terra Magazine: En algunos reportajes de la prensa colombiana, Usted aparece como una persona próxima al presidente venezolano Hugo Chávez. ¿Cómo es esa relación y como ve la actuación de él, especialmente en esta crisis?

Gustavo Petro: En este momento, no tengo ninguna (relación). La posición del Polo Democrático no fue tenida en cuenta ni hubo ningún tipo de contacto entre los dos lados desde el momento en que él asumió la mediación, o sea, desde el fin del año pasado hasta el momento. La izquierda colombiana no fue escuchada, ni por Venezuela, ni por Ecuador, en todo este proceso que vivimos. Fui amigo de Chávez, pero amistad no significa acompañar. Y si hubiéramos discutido su postura como mediador hasta el momento, yo diría que se equivocó en la evaluación que hizo de Colombia, de su sociedad, de las Farc... Y, creo yo simplemente, ya que eso no me cabe, que también se equivocó en la evaluación que hizo de la sociedad venezolana respecto de una intensificación del conflicto con Colombia.

Terra Magazine: ¿Y cómo ve la tentativa de Estados Unidos de que se incluya a Venezuela en la lista de países que apoyan al terrorismo?

Gustavo Petro: Estados Unidos están completamente equivocados en su guerra contra el terrorismo. Es así de simple. Todo el resto son instrumentos de una política global fracasada. Tendrán que rehacer su política internacional, de la misma manera que Colombia, que es autista en este tema. Si no se produce un cambio, creo que van chocar contra toda la humanidad. El hecho de considerar a algunos fomentadores del terrorismo es una política de doble moral: sólo vale para los opositores de sus gobiernos aliados, pero no para quienes realmente lo son. ¿Por qué es terrorista Osama Bin Laden y no es terrorista el dictador de Pakistán?

Terra Magazine: ¿Cómo cree que seguirán las negociaciones con las Farc para la liberación de los rehenes?

Gustavo Petro: Lo que mostraba el ordenador (de Raúl Reyes) es que las Farc estaban caminando hacia la liberación de rehenes en pago del estatus de fuerza beligerante. Yo creo que, a lo que revelen su estrategia, están debilitados. Es muy difícil, hoy, que países como Venezuela y Nicaragua, que estaban a punto de dar ese estatus, ahora lo hagan. Es posible que consigan un acuerdo para salir de la lista de organizaciones terroristas de Europa, lo que generaría la liberación de algunos secuestrados, entre ellos Ingrid (Betancourt). Sin embargo, las Farc vienen de un mundo rural de 60 años de guerra, profundamente ignorante en relación al panorama internacional, aunque recientemente lo vengan captando, y son profundamente sectarias. Hoy, son una combinación de ese sectarismo con el narcotráfico, lo que puede llevarlos en este momento a no ablandar posiciones y mantener a los secuestrados. Lo que estaba en camino, yo lo veo perjudicado. En mi opinión, en relación al conflicto, son tres caminos los que se debe tomar: ofensiva militar, reformas democráticas, fundamentalmente de la distribución de la tierra, y la negociación de una salida política. Combinando las tres, tenemos una política de paz, y yo diría que exitosa. El gobierno de Uribe sólo habla de la primera, por eso va a fracasar. Con los temas del acuerdo humanitario y de la crisis diplomática, poco se ha hablado sobre "parapolítica" hasta el momento.

Terra Magazine: ¿Cómo ve actualmente el problema de los paramilitares en Colombia?

Gustavo Petro: No hablar es uno de los efectos de esta crisis. Chávez ayudó a derrotar las principales banderas que la izquierda colombiana levantó. La derrota del TLC (Tratado de Libre Comercio) entre Colombia y Estados Unidos era uno de los grandes avances de la izquierda colombiana, que considera esa una política equivocada para el país. Yo también afirmé que el TLC ayudaría a la proliferación del narcotráfico en Colombia, en la medida en que sostenía la propiedad concentrada de tierras. Hoy, la probabilidad de que se apruebe el tratado aumentó, gracias a una desacertada situación internacional. Y el otro tema en que habíamos avanzado enormemente y que había provocado una caída del favoritismo hacia Uribe es el tema del paramilitarismo y su relación con el Estado. Tema que nosotros mismos denunciamos y con lo cual conseguimos mandar a prisión a decenas de altos dirigentes aliados al gobierno y cómplices del paramilitarismo. Ese asunto, que debería ser estudiado con tanto cuidado por la sociedad colombiana, pasó a segundo plan a causa de la crisis. Y trajo como consecuencia un fortalecimiento de Uribe. Mientras tanto, el país está más que paramilitarizado.

Terra Magazine: Uribe aún no declaró formalmente su interés en una segunda reelección, pero ese proceso parece estar en marcha. ¿Cuál es su opinión a respeto?

Gustavo Petro: La reelección es un problema de discusión interna de cada país. En los países donde se permite, siempre existe un sistema de equilibrios en medios de comunicación y en otros poderes públicos, que permite mantener un equilibrio democrático, a pesar de la reelección. El problema en Colombia es que eso no existe; no está dentro del proyecto de reelección un fortalecimiento de otras instituciones democráticas. La único que escaparía al poder del presidente es la Corte Suprema, que es precisamente la que está capturando a sus aliados políticos más importantes, por tener vínculos con el narcotráfico y el paramilitarismo. Con ese panorama, yo diría que lo que se está construyendo en Colombia es una dictadura. En este sentido, hay algo que aproxima a Uribe y a Chávez. Existe más equilibrio en Venezuela que en Colombia. La mayor parte de los medios de comunicación que ven o escuchan los venezolanos son de oposición, y ellos están ahí. En Colombia, usted no verá ni escuchará medios de comunicación que sean de oposición.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿porqué no dinamizan los temas de los foros en la página del Polo?

Les sugiero colocar como tema principal de discusión, los asesinatos de los últimos días y las amenazas de grupos autodenominados aguilas negras, así como la estigmatización que procede del alto gobierno a organizacionessociales, de derechos humanos, embajadas y ciudadanía en general.