viernes, marzo 28, 2008

‘La paz no llegará por la vía armada’

EXPRESO.EC
Diario EXPRESO de Ecuador
ENTREVISTA


Por Rubén Darío Buitrón


“Sin un gran consenso nacional de la sociedad desarmada para profundizar la democracia y hacer reformas políticas urgentes, será difícil que llegue la paz a Colombia después de 60 años de guerra”, dice el senador Gustavo Petro en entrevista con este Diario. Ex guerrillero del M-19, miembro de la asamblea que redactó la Constitución de ese país en 1991, segundo senador más votado y precandidato presidencial por el movimiento Polo Democrático.


Desde el Congreso, usted cuestionó duramente al ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, por sus declaraciones guerreristas. ¿Qué implicaciones ve en esas afirmaciones de Santos?

Gustavo Petro: Primero tengo que admitir que Santos ya se ha retractado. Hoy (miércoles 26) ha ofrecido declaraciones donde explica lo que supuestamente quiso decir. Ahora afirma que no dijo lo que dijo, pero de todas maneras eso es importante para bajar las tensiones. Según él, nunca se refirió a volver a atacar territorio ecuatoriano sino a continuar acciones en Colombia contra las FARC.

¿Eso implica que el Gobierno del presidente Uribe dio marcha atrás? Es difícil creer que Santos dijera algo así sin consentimiento superior...

Gustavo Petro: Quiere decir que el Gobierno reculó de esas frases, porque, efectivamente, lo que Santos había afirmado fue lo que todos escuchamos.


Con lo cual estaba evadiendo los acuerdos logrados en el Grupo de Río y en la OEA...

Gustavo Petro: Exactamente.

Pero cómo entender que un ministro dijera algo así y luego otro ministro del mismo Gobierno, concretamente el canciller, declarara que ese no es el pensamiento del Gobierno de Uribe...

Gustavo Petro: En Colombia lo entendemos bien porque está claro que dentro del uribismo hay dos tendencias, una que apuesta por posturas bélicas cada vez más graves, tanto dentro del país como por fuera, que repiten las posturas del Gobierno norteamericano. Pero, por otro lado, existe un sector muy fuerte dentro del Gobierno, concretamente el empresariado, que ve con preocupación lo que implicaría para la economía colombiana un escalamiento de la crisis diplomática. Ellos presionan a Uribe para una distensión internacional.


Y Uribe, ¿de qué lado está?

Gustavo Petro: De los dos... Su corazón está con el ministro de Defensa pero su cerebro se alinea con la tesis empresarial de la distensión.

¿La posición de Santos y los “halcones” implica una certeza de que es posible ganar la guerra a las FARC?

Gustavo Petro: Lo grave para Colombia es que tanto “los halcones” como la guerrilla están convencidos de que van a ganar la guerra.

¿Una guerra en la que ninguna de las partes van a ceder?

Gustavo Petro: Es que ambos contendores tienen un proyecto político-militar reflejo, dos proyectos totalmente similares.

Es decir, Colombia está entre dos fuegos...

Gustavo Petro: Dos fuegos sumamente explosivos. Por eso, si alguien considera que las FARC son la alternativa al uribismo está totalmente equivocado. Entre el uribismo y las FARC existe un matrimonio desgraciado, un matrimonio donde la pareja no se entiende pero no pueden vivir el uno sin el otro.

¿Si no existiera el uno no existiría el otro? ¿Tanto así?

Gustavo Petro: Digámoslo categóricamente: sin las FARC no existiría el uribismo. El actual presidente no hubiera llegado al poder si no fuese por lo que hacen las FARC, pero, también la existencia del uribismo le da cierto piso político a la acción militar de las FARC, sin que yo quiera decir que justifique sus métodos violentos. En realidad son dos proyectos guerreristas y radicales que creen tener la razón.

¿Cómo cabe dentro de ese escenario la democracia? ¿Qué posibilidades reales tiene Colombia de llegar a la paz?

Gustavo Petro: Esa es la presión que tienen tanto el uribismo como las FARC. Sin lugar a dudas, la gran mayoría de la sociedad colombiana está por la democracia, como lo demostraron las masivas marchas del 4 de febrero y del 6 de marzo pasados.


Según la prensa internacional, esas marchas fueron a favor de la política de seguridad del presidente Uribe...

Gustavo Petro: Pues no. Esas marchas fueron un grito de la sociedad colombiana para que esas tenazas ya no la sigan ahogando bajo el argumento de que los dos contrincantes creen que van a ganar su guerra.

Los últimos sucesos hacen pensar que va ganando el Gobierno...

Gustavo Petro: Esta guerra lleva 60 años. Las FARC, con Manuel Marulanda Vélez, nacieron como un grupo de jóvenes campesinos liberales que se rebelaron ante la agresión de un Gobierno conservador que desató una guerra civil con más de 600 mil muertos.

Pero según analistas colombianos, las FARC han distorsionado todos los valores y principios de lo que sería el clásico concepto de una guerrilla ideológica...

Gustavo Petro: Las FARC tienen tres fases. La primera, la liberal, donde queda claro que su origen no fue de izquierda y que desde su nacimiento tuvieron una cultura totalmente sectaria sin miramientos éticos de cómo hacer la guerra. La segunda sí tiene relación con la izquierda ideológica a partir de 1964, cuando se unen al partido comunista de Colombia y entran en la órbita soviética de entonces. Luego viene 1984, cuando el partido formal, Unión Patriótica, entra en negociaciones de paz, pero la mayoría de sus dirigentes son asesinados. Esto provocó una enorme desconfianza de las FARC en la salida pacífica y la aisló de la sociedad. Finalmente, en 1990 empieza la fase más compleja pues la mayor parte de movimientos guerrilleros deja las armas...

La izquierda colombiana entiende que no es posible una transformación por la vía armada...

Gustavo Petro: Así es. Nos dimos cuenta de que la violencia jamás podría estimular un proceso democrático. Ese movimiento guerrillero que deja las armas, el M-19, a los pocos meses gana las elecciones y redacta la nueva constitución que abre la perspectiva de una transformación pacífica y democrática. Las FARC rechazan esta vía electoral, cae el muro de Berlín y al quedarse sin apoyo soviético deciden aliarse al narcotráfico para financiar su acción. Eso las fortaleció militarmente, pero las degradó políticamente.

¿Por eso pierden apoyo y quedan aisladas de la sociedad?

Gustavo Petro: Sí, pero es una organización tan compleja que ya lleva seis décadas en eso y parece saber cuándo ser ofensiva y cuándo replegarse. En otras palabras, parecería que los colombianos estamos en medio de una guerra que tiende a perpetuarse, sin opción de victoria para ninguno de los contendientes.


Pese a este difícil escenario, ¿es posible que el apoyo internacional a la paz acelere este proceso?

Gustavo Petro: La solución del conflicto armado en Colombia pasa por Colombia, por un gran acuerdo nacional entre la sociedad civil desarmada. Todos nosotros queremos el fin de la guerra y la única salida es, mediante ese acuerdo, realizar reformas democráticas imprescindibles que le quiten oxígeno a la violencia.

¿Internacionalizar la solución es una estrategia equivocada?

Gustavo Petro: Hay buenas intenciones, hay mediaciones que han dado resultados parciales, pero por otro lado corremos riesgos como por ejemplo el incidente con Ecuador o ciertas declaraciones inoportunas que solía hacer el presidente Chávez. Si el papel internacional fuera apoyar la promoción de ese gran acuerdo nacional de la sociedad desarmada, claro que Colombia agradecería mucho esas gestiones.

¿Cómo podemos los ecuatorianos, sin involucrarnos en el conflicto, contribuir a la paz en Colombia?

Gustavo Petro: La misma experiencia democrática ecuatoriana es un ejemplo para nosotros. Han realizado transformaciones, han dado espacios políticos a los movimientos populares, etc. El principal apoyo que pueden darnos ustedes y los latinoamericanos en general es profundizar la democracia en todo el continente.

¿Como por ejemplo?

Gustavo Petro: Requerimos concertaciones de gobiernos para que nos ayuden a humanizar la guerra (por ejemplo, acelerando los acuerdos para liberar a los rehenes en poder de las FARC) o, lo que me parece más importante, acabar la guerra en Colombia. Pero quiero insistir en esto: sin un gran acuerdo nacional social y político no será posible llegar a la paz y a consolidar la democracia.

¿Un gran acuerdo entre la sociedad desarmada significa que las armas no resuelven nada?

Gustavo Petro: El M-19 lo entendió así hace mucho tiempo y por eso pasamos a la vida democrática. Si el gobierno del presidente Uribe o la guerrilla de las FARC creen que van a ganar la guerra, me temo que los colombianos tendremos 60 años más de conflicto. Si no solucionamos de forma definitiva el problema puede producirse una desestabilización antidemocrática del continente.

¿Existe un apoyo masivo al presidente Uribe en su lucha contra las FARC?

Gustavo Petro: Eso es lo que parece, pero en realidad lo que existe en Colombia es una demanda mayoritaria de que se llegue a la paz. Quiero insistir en que las marchas de febrero y marzo no fueron a favor de Uribe, sino de que Colombia ponga fin a 60 años de guerra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin verdad y justicia No hay paz. Veo un país "gobernado" por criminales.... lleno de corrupción e inundado de mentiras. Por eso No creo que la paz esté cerca.

Ojalá algún dia se haga justicia y el narcopresidente y sus sicarios terminen en la cárcel, lugar donde deberían estar desde hace tiempo.

Le agradezco a Usted por denunciar la realidad de este pobre e infame país ensangrentado.