martes, marzo 11, 2008

Contracorriente

¿Hacemos lo correcto?

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Existe en el País un apasionamiento enfermizo frente a todos los temas que tengan relación con el presidente Uribe, Venezuela, intercambio humanitario y Piedad Córdoba. Cualquier comentario que se haga, especialmente cuando contiene críticas, por leves que sean, contra Álvaro Uribe, el autor es inmediatamente satanizado y sindicado de guerrillero.

A pesar de lo anterior voy a osar hacer algunos comentarios sobre acontecimientos recientes, que considero no fueron correctamente manejados por el Gobierno.El presidente de la República cuando llamó al presidente Correa de Ecuador, horas después del operativo que produjo la muerte de Raúl Reyes, debió contar absolutamente toda la verdad, sin hacer aparecer los hechos como una simple persecución en caliente en contra del grupo subversivo. En esa misma llamada el doctor Uribe Vélez debió pedir las disculpas necesarias y anunciarle al presidente Correa que las mismas se tramitarían por los canales diplomáticos. No haber solucionado a tiempo el problema con Ecuador, nos tiene enfrentando tres conflictos simultáneamente: Venezuela, Nicaragua y Ecuador.

Tampoco debimos pedir las disculpas a Ecuador con condicionamientos o arandelas, como algunos han llamado. Éstas debieron ser simples. Reaccionar con gravísimas acusaciones contra Correa y su Gobierno, cuando éstos rechazaron nuestras disculpas, fue otro error. No puede ser posible que primero nos dirijamos al "ilustrado" Gobierno ecuatoriano para disculparnos de lo que hicimos y media hora más tarde sindiquemos a ese "ilustrado" Gobierno de ser cómplice y auxiliador de las Farc. Aquí imperó una simple diplomacia salgareña.

Enviar al general Óscar Naranjo Trujillo a revelar los contenidos de unos computadores incautados a Raúl Reyes tampoco fue una decisión diplomática y acertada. Estos contenidos debieron originar enérgicas cartas de protesta tramitadas por los conductos diplomáticos y copias para entregar a los organismos internacionales, especialmente ante la OEA y poner estos equipos a disposición de las autoridades nacionales competentes. Dejarlos en poder del ejecutivo y no de la rama judicial es sembrar dudas sobre la custodia de una prueba tan delicada.Algunas de las revelaciones de estos computadores dejan muy serias dudas. El cuento del uranio es verdaderamente fantasioso y macondiano.

Enriquecer uranio requiere un proceso complejo, de mucho dinero y de avanzados laboratorios, que no están al alcance de una guerrilla campesina como las Farc, ni siquiera del Estado colombiano. Si es verdad que la guerrilla está replegada en la selva y en las fronteras de los países hermanos; si son ciertas las afirmaciones presidenciales en el sentido de que están prácticamente comiendo raíces y si verdaderamente estamos convencidos de que la seguridad democrática es exitosa, no puede ser verdad que las Farc estén en proceso de contar con una bomba atómica. Tampoco es comprensible que una guerrilla "pagando escondites a peso", como decimos en Antioquia, esté traficando con uranio.

Un amigo me hacía un fino y agudo chiste: Debe ser que alias Jojoy o alias Marulanda, aprendieron física nuclear en el Sena y ahora estén dedicados a producir bombas atómicas. Bastó mirar detenidamente las armas incautadas en el campamento donde murió Raúl Reyes y que exhibió el Gobierno por televisión, para comprender que la Farc no está en capacidad de poseer armas sofisticadas, así no sean tanto como las bombas atómicas.

Las mentirillas para pescar incautos en Colombia se nos pueden devolver en el campo internacional. ¿Qué tal un estado considerando que si las Farc están trabajando con uranio es porque son un verdadero ejército irregular?

Todo lo anterior no obsta para reconocer que hasta ahora la hemos sacado barata en la OEA. La actuación del Embajador fue impecable. Sacó la cara por nuestro sistema diplomático, tan politizado e incapaz.Tímidamente he sostenido en escenarios académicos que Colombia se ha convertido en un terrible vecino para los países limítrofes, por los problemas que tenemos de narcotráfico, cultivos ilícitos, guerrilla, águilas negras, paramilitarismo y desplazados.

Debo registrar que con más valor que el mío, Armando Benedetti, furibista a más no poder, confesó públicamente esta semana en el programa "Hora 20" de Caracol que somos unos pésimos vecinos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En Hora 20 del día martes, el periodista Antonio Caballero explicaba por qué esta es una sociedad DES-MORALIZADA, en un proceso de des-estructuración que lleva varias décadas.

Explicaba por qué el sr. Rojas actuó como funcionario público en base a que sus compañeñros lo tildaban de infiltrado, es decir, está desde hace meses al servicio del Ejército Nacional.

Todo funcionario público está obligado por la Constitución nacional a delatar o a entregar información sobre delincuentes y delitos.

En ningún momento está obligado a asesinar, su obligación se remite a entregar información, como deber de funcionario público ante el Estado.

Al ejercer funciones públicas, el Estado NO está obligado a pagar ninguna recompensa.

Por eso le quieren torcer el cuello a la Jurisprudencia imperante en Colombia, quienes van a recibir la recompensa son las Unidades del Ejército Nacional que intervinieron en dicha operación. Desde los altos mandos militares hasta quienes ejecutaron las bajas en la guerrilla. Rojas es solo un intermediario para facilitar el cobro de la recompensa.