lunes, abril 28, 2008

“Chávez se dejó aislar entre un anillo radical y corrupto”: Petro



Por Margarita Vidal

Gustavo Petro explica las razones de su distanciamiento con el presidente venezolano. Además, dice que en la toma del Palacio los que se aliaron con la mafia fueron los militares.

La risa de Gustavo Petro frente a mi pregunta “ambientadora” sobre dónde nació, me coge de sorpresa. En vez del consabido Zipaquirá, que he leído en su hoja de vida, me contesta: Ciénaga de Oro, Córdoba. Y acto seguido me cuenta la historia que lo trajo a Zipaquirá donde fue el mejor estudiante en el mismo colegio donde, muchas décadas antes, estudió García Márquez.

Una historia interesante para la biografía de un militante de izquierda auténtico. Cetrino, de cejas renegridas y mirada fiera, este hombre menudo ha atortolado a más de uno en los tormentosos debates que lo han hecho famoso en el Congreso de la República.

Un Congreso tristemente desacreditado hoy por los nexos de docenas de sus miembros con la parapolítica. Pocos recuerdan, en medio de la indignación que nos sacude, que, desde hace seis años, este ex guerrillero del M19 que cambió la revolución por la democracia, empezó a tronar, solo, denunciando el perverso maridaje entre política y paramilitarismo. Tuvo que ser la Corte Suprema de Justicia la que emprendiera las investigaciones pertinentes, para que entendiéramos, por fin, que la corrupción nos llegó al cuello. Ya lo sé, a Petro lo detestan muchos, pero muchos también reivindican y aplauden su indudable valor civil y su labor de denuncia y depuración emprendida. Sin él, posiblemente estaríamos en el camino de no retorno.

¿Cuánto tiempo estuvo en la cárcel?

Año y medio, casi dos años.

Que es cuando usted dice que lo torturaron...

Sí, durante la primera semana de mi detención. En la Escuela de Caballería. A mí me condenó el general Arias Cabrales a través de una resolución, sin juicio. Como había justicia penal militar contra los civiles por decreto de Estado de Sitio, obviamente, se le había transferido a los jefes de unidad la facultad de condenar civiles.

¿Cómo ve , entonces, la reapertura del proceso del Palacio de Justicia?

Hice un debate sobre el Palacio, he estudiado mucho el desarrollo del proceso judicial y lo conozco. Estoy esperando que salga el libro de Castro Caicedo que, al parecer, se ha atrevido a hacer una investigación muy a fondo.

Ustedes sostienen que el Ejército estaba enterado y les tendió una trampa…

Esa es una hipótesis. Todavía no está probada. La mía es que el Cartel de Medellín se enteró de la toma a través de la cúpula militar, de la cual era aliado. Vega Uribe y Plazas Vega, quien ya había sido acusado de tener una estrecha relación con Gonzalo Rodríguez Gacha. Vega Uribe tenia relación con la hija de un narcotraficante y ya el paramilitarismo había surgido en la cúpula de la Brigada XX. La relación cúpula militar-narcotráfico era estrecha y esos mismos oficiales eran los que habían torturado al M19 en la época de Turbay, cuando tenían rangos más bajos.

Vega Uribe era el director de la Brigada de Institutos Militares que fue el principal centro de tortura. Samudio, Vega Uribe, Arias Cabrales y otros oficiales tenían muchos procesos judiciales por tortura, que al principio habían estado en la justicia penal militar sin movimiento, pero que con la evolución de una serie de sentencias que la Corte pasó a la justicia civil, habían llegado ya a la Corte Suprema. 1.800 procesos judiciales por tortura. Incluso ese día el general Samudio se notificó del llamamiento al juicio por el caso de la médica Roldán Botero, militante del M19 que había sido torturada, con su hija de 7 años. Esa relación estrecha narcotráfico-cúpula –está probado que existía– debió influir en el operativo del Palacio de Justicia.

¿Qué dice? Si siempre se ha dicho que el M19 era el que estaba aliado con Escobar...

El primero en hablar de eso fue Plazas Vega y se volvió historia oficial el que el M19 había hecho un pacto con el narcotráfico para matar a los magistrados y quemar los expedientes. El proceso judicial hoy muestra cada vez con más indicios y evidencias que quien mató a los magistrados fue el Ejército y quien quemó el Palacio fue el Ejército. ¿Para qué el narcotráfico le iba a pagar al M19 si quienes mataron a los magistrados y quemaron los expedientes fueron los militares? Eso no tiene lógica. Sin embargo, yo sí creo que hubo una infidencia de algún miembro del M19 a Pablo Escobar.

¿Alguna sospecha sobre quién fue?

Yo sí las tengo.

¿Me puede decir?

No. Está muerto.

Pero ustedes fueron los responsables de la toma...

La discusión del M19 sobre la paz y la guerra se dio antes del Palacio de Justicia, en la novena conferencia que se realizó en marzo del 85. Allí se enfrentaron las dos posiciones. Yo era un pelado que observaba el debate, entre ahondar en el proceso de paz y otra también muy fuerte tendencia que venía muy fortalecida por los triunfos militares contra el Ejército en Yarumales.

¿En qué forma influyó esa victoria?

Se fortaleció la tesis de que se le podía ganar al Ejército y esa posición fue la que ganó en la conferencia. El M19 se alistó para la guerra. Ese es su principal error: una confianza exagerada sobre el poder de las armas y una desconfianza sobre el poder popular que acompañaba al M19.

¿Qué pasó ahí?

La fuerza de Pizarro, que es el héroe de la batalla de Yarumales a la que le apostó con todo. Iván Marino, que era el jefe del M19 fue degradado no tenía la misma brillantez y carisma de Pizarro, pero tenía mucha más madurez y experiencia. Se impuso la posición de Pizarro.

¿Por qué fue degradado Iván Marino?

Por una frase a favor de los narcotraficantes. En Méjico un narco dijo que iba a atentar contra los bienes de los gringos en Colombia si había extradición e Iván Marino dijo que le parecía muy bien. Eso le costó la jefatura, algo que, ni siquiera hoy, se logra.

¿Cuál es futuro del Polo?

Extenderse al país. Entrar a regiones que están hoy bajo control paramilitar que es una labor que yo mismo he hecho. Para comunicarse con los pobres hay que vivir entre ellos. El Polo no lo está haciendo a pesar de que se sabe que las formas de acción política que se deben desarrollar ahí tienen que suplir una serie de vacíos que existen dentro de esas estructuras sociales.

¿Cuáles son los enfrentamientos dentro del Polo?

En el Polo hay un mundo viejo y un mundo nuevo. El mundo viejo, la izquierda tradicional, incluso, yo diría que la que no estuvo en el M19 y que se mueve bajo dogmas y sectas en unos casos y en otros, muy peligrosamente, en la cultura clientelista, sobretodo en Bogotá.
Entre los famosos computadores de Reyes he sabido que había estrategias para atacarme a mí como el ‘ala uribista’ del Polo: Gustavo Petro
¿Y quienes encarnan esa cultura?

No, son, digamos, culturas. Incluso uno podría caer perfectamente en cualquiera de ellas, si se descuida. Pero también hay un potencial nuevo, encarnado por lo que llaman los nuevos movimientos sociales, que han traído grupos que han estado en contacto en el mundo.

¿Y usted dónde se ubica? Mucho ha cambiado en usted, desde su radicalismo hasta la pinta y la sonrisa..

(Risa). Algunos lo ven como un paso a la derecha, pero no es cierto…

Bueno, tampoco hay que caer en delirios (Risa).

Los primeros debates, hechos hace ya 6 años, sobre el paramilitarismo los asumí yo solo. Nadie me acompañó –el Polo no existía–. Hicimos también con Navarro el debate sobre el DRI que era una transferencia de dinero público abultadísima que se entregaba a contratistas y a parlamentarios con códigos secretos. Todo estaba en los computadores del DRI que registraban las operaciones que el ministro Santos controlaba. Yo logré hacer un cruce entre la localización de los contratos que se hacían en determinados corregimientos y veredas, con el mapa del paramilitarismo que le había pedido al DAS, y coincidía. Había una fuerte correlación y me atreví a terminar el debate diciendo que como era una inversión pública que estaba bajo control de zonas paramilitares, le habían entregado la cartera a los paramilitares.

¿Era una especie de Llanero Solitario?

Empecé muy solo en esos años del 2000 al 2004. Denuncié al primer político con nombre propio que fue el gordo García y a Salvador Arana. Una revista publicó algo así como “La soledad de Petro”. Era una pelea de donde iba a salir muerto. Eran momentos tensionantes hasta que, de pronto, vino la Corte y empezó la investigación y la prensa se unió a las denuncias, de manera que ahora estoy, como usted anota, más relajado.

¿Cómo ve las propuestas del presidente y los uribistas para reformar el Congreso?

Eso es una tontería. El Presidente ha perdido su última oportunidad de haberse separado tajantemente de ese mundo parapolítico en el que él ha estado inmerso –no me cabe la menor duda– y de haberle dado la oportunidad, gracias a su liderazgo propio, a la sociedad colombiana de encontrar las reformas a profundidad para comenzar una nueva política. Creo que su obsesión por reelegirse le impidió tomar las medidas que tenía que tomar.

¿Cree que quiere el tercer mandato?

Sí, claro. Eso le ganó. Y necesita el Congreso que tiene para la reelección. Pero si siguen encanando gente, este Congreso no le va a servir... Sí, pero él ha escogido. El tenía la oportunidad. Se la dimos. Le propusimos una constituyente. Claro, ésta no se puede construir alrededor de la reelección. Se tiene que construir alrededor de limpiar la política.

Pero las reformas no dan espera...

Hay que mover la sociedad civil. No veo otra opción porque por el camino que ha propuesto el Presidente, aparentar que se hace una reforma sin hacerla y mantener su mayoría pírrica en el real sentido de la palabra en el Congreso, no conduce a nada. Si postula su nombre quizás salga reelegido, pero el proceso de degradación de la política a que hemos llegado, la vinculación de esta política con el paramilitarismo, el dinero del narcotráfico que indudablemente está fluyendo como nunca, va a llevar a problemas cada vez peores. Habría una probabilidad muy alta de que, ya avanzado el fenómeno, no podamos reconstruir un país y terminemos como Yugoslavia.

Con la gente tan contenta con Uribe, lo que usted pinta suena a ciencia ficción…

No señora, un Ejército que no defiende una democracia no gana. Un Ejército que defienda mafias está derrotado. Los ejércitos que defienden mafias lo único que pueden entregar es una guerra perpetua. Son guerras que no terminan porque las mafias pueden realimentar permanentemente la guerra. Uribe olvida esa lección de la historia. Si el Ejército de Colombia defiende un estado social de derecho gana. Si defiende unas mafias no gana.

Se anuncian investigaciones sobre Farc-política…

Sí. Cada vez va a ser más evidente la degradación.

¿ Dónde están los reconocimientos que usted le ha hecho al gobierno?

Yo sé que la paz se alcanza con una combinación de tres estrategias: la primera es mantener una ofensiva militar, ahí hay un reconocimiento. Al mismo tiempo, es imprescindible hacer las reformas democráticas. En tercer lugar, abrir una puerta a la negociación. Si se conjugan las tres estoy convencido que tiene la estrategia de la paz en las manos.

¿Y qué hay que hacer con el Congreso?
El Congreso tiene una enfermedad terminal, esa es la realidad. Hay que convocar una Constituyente que lo suspenda automáticamente, para que con su mayor legitimidad y mayor poder produzca las reformas que son imprescindibles para separar el Estado del narcotráfico. Eso implica un acuerdo y mientras no movamos a Uribe y a buena parte del uribismo no vamos a poder. Hay que empezar a sacar la gente a la calle pidiendo una Constituyente.

Ustedes siempre critican las alianzas con EE.UU. –El “Imperio”–, pero también tienen una capacidad de lobby enorme allá, como hemos visto.
Hay un prejuicio. Lo que quieren es vernos quemando banderas gringas.

¿Entonces, es de dientes para afuera que siempre las han quemado?

Si algo hemos aprendido es que el poder se globaliza al igual que se globaliza el capital, que dejó de ser gringo. Las principales empresas gringas ahora son chinas. Nadie diría entonces que son comunistas. Las luchas también hay que globalizarlas.

¿Aún uniéndose al demonio del Imperio?

El Imperio no está en Washington. El imperio se mueve por el mundo. En Washington tiene la policía el Imperio.

¿Ustedes contribuyeron a congelar el TLC?

Lo que hace la élite colombiana a partir de cocteles y derroches de dinero en Estados Unidos, haciendo negocios con algunos senadores, lo multiplicamos por 20, construyendo redes solidarias con ciudadanos: pastores, religiosos, obreros. Sin pruritos de que porque es gringo, entonces no hablamos con él.

¿Por qué ya no es usted tan amigo de Chávez?

Chávez se equivocó. El proceso político que vive Venezuela ha perdido pluralismo. Los grupos que se han quedado en el gobierno pueden gozar del poder de miles de millones de dólares, sobre la base de discursos cada vez más radicales, que es lo que les sirve para sacar a los demás, entonces hay una paradoja entre radicalismo y corrupción. Y esa alianza entre radicalismo y corrupción puede provocar graves daños en Chávez como líder de Venezuela. Por otra parte, trajo, para el caso del intercambio humanitario, unas decisiones profundamente desacertadas. Él debió haber hecho un esfuerzo para conectarse más con la realidad colombiana. Chávez se dejó aislar y entre un anillo radical corrupto allá y las Farc acá, y cometió un error muy grande: intentar una negociación sin Uribe, liberando secuestrados. Allí también era previsible lo que iba a hacer Uribe, una vez fuera del juego: lo que los malos jugadores de ajedrez hacen cuando sienten que viene un jaque mate: pararse y tumbar todas las fichas. Eso fue lo que hizo en Ecuador con imprevisibles consecuencias.

Usted cree en la revolución bolivariana de Chávez y en la exportación de su visión?

Bolívar no es exportable. Él mismo se exportó. Nosotros somos bolivarianos y América Latina no tiene nada que hacer si no se unifica.

¿Pero a través de la teoría y de la dirección chavista?

No. Nosotros somos colombianos y aunque usted no lo crea, si algún día la democracia se construyera en Colombia, Colombia le podría enseñar mucho a América Latina.

"El futuro del Polo es extenderse al país. Entrar a regiones que están hoy bajo control paramilitar, que es una labor que yo mismo he hecho”.

“El Presidente ha perdido su última oportunidad de haberse separado tajantemente de ese mundo parapolítico en el que él ha estado inmerso”.