lunes, septiembre 17, 2007

LAS POSIBILIDADES DE GUANTANAMERA

¿Lucho se va del Polo?



María Jimena Duzán.

Columnista de EL TIEMPO.



Inevitable no hablar de la crisis del Polo, sobre todo después de que el artículo de carátula de la revista Semana plantea como inminente la salida de ese partido de Lucho Garzón -y, por consiguiente, la de Navarro, la de María Emma y, desde luego, la de Petro, hasta ayer su peor enemigo y hoy su nuevo mejor amigo-.


La hipótesis que desarrolla la revista se la había oído en varias ocasiones a Lucho Garzón, quien la empezó a agitar cuando se dio cuenta de que el Polo había caído en manos de una minoría cada vez más poderosa, dominada por la izquierda mamerta, el Partido Comunista y por la más sectaria -el Moir-. Una minoría que la reintegró al Polo el propio Gustavo Petro, quien, para ese entonces, consideraba que una izquierda unida era la mejor fórmula para llegar al poder. Lucho ya estaba en otra frecuencia. Desde su perspectiva, esa unión había sido el peor error del Polo porque era la forma de no deslindarse realmente de la lucha armada, de la combinación de formas de lucha y de la caverna. Lucho empezó a abrazar la idea de montar un movimiento en el que confluirían personalidades democráticas, de distintos colores y sectores del país, que desde ese momento denominó el grupo Guantanamera.


Los hechos de la semana pasada le han dado a tal punto la razón que hasta Petro, su antiguo contradictor, hoy es de Guantanamera. No se necesita ser muy sagaz para advertir el inmenso mar que hay entre lo que piensa un candidato por el Polo a la Asamblea del Valle, como Athernay Stherling, quien justificó ante la W la existencia de las Farc con la tesis de que estas son la expresión de la injusticia social que siente el pueblo colombiano, y Petro, quien considera que las Farc no representan al pueblo colombiano y, por el contrario, son un obstáculo para la construcción de un proyecto de izquierda reformador y social. Por este tipo de válidas reflexiones, desde el monte Iván Márquez ha acusado a Lucho, a Navarro, a Petro y a María Emma de "comodines y testaferros de la derecha neoliberal".


En esas circunstancias, es probable que el ala más progresista del Polo y los mamertos no puedan compartir banderas. Pero Lucho no es el que debería montar toldo aparte, como lo sugiere Semana. Si es cierto que los que piensan como Stherling son la minoría, quienes deberían irse del Polo tendrían que ser ellos, como sucedió en España cuando la izquierda se dividió entre la radical de un lado y la socialdemócrata de otro.


Por lo demás, la aventura de Guantanamera tiene sus riesgos, comenzando por el hecho de que hacer política por fuera de los partidos es hoy un suicidio. Además, tampoco se sabe quién o quiénes integrarían Guantanamera. En un comienzo, Lucho solo incluía a personalidades democráticas que estuvieran opuestas al gobierno del presidente Uribe, pero con la inclusión del vicepresidente Francisco Santos esa frontera se corre. Según rumores, que me resisto a creer, Lucho sería el vicepresidente de Pacho Santos. Si Garzón, Petro y Navarro están librando estas peleas para llevar al poder a Francisco Santos, y no a Lucho Garzón, entonces apaga y vámonos.


Lo cierto es que, mientras el Polo se vuelve pedazos y José Obdulio se regodea con J. J. Rendón en las oficinas de Palacio, los uribistas afilan sus candidatos apoyados por la 'Gata', como sucede con 'Tuto' Barraza en Sucre, avalado por la U; como sucede con Juan Carlos Abadía, candidato del Valle del Cauca a la Gobernación, con el aval de ese intocable que es Juan Carlos Martínez, miembro de ese modelo de partido que se llama Convergencia Ciudadana, liderado por ese prohombre de la patria, el senador Gil. Por no hablar de lo que sucede con los candidatos a las gobernaciones del Magdalena, Bolívar y Cesar, impuestos por la 'parapolítica' desde la cárcel. A pesar de las denuncias hechas por la prensa, el Presidente no dice ni mu, por aquello de que primero necesita que le pongan sus voticos y después que vayan a la cárcel. ¿Eso cómo se llama? Eso se llama socialchabacanería.


María Jimena Duzán

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