EN LA PRESIDENCIA TENDRÁN QUE ACOSTUMBRARSE A QUE TAMBIÉN HAY PARTIDOS DEMOCRÁTICOS DE IZQUIERDA
Gústenos o no, el Alcalde es Moreno
Rudolf Hommes. Columnista de EL TIEMPO.
Conocidos los resultados de la elecciones, como dice un contemporáneo, sigo pensando lo mismo que antes: que en Medellín triunfó la sensatez; que Bolívar y Cartagena sorprendieron dando muestras de inesperada madurez; que lástima que hubiera perdido Kico Lloreda en Cali, pero Ospina parece capaz de hacer la transformación que se necesita, si le ayudan los ricos; que en Santander ganó Serpa y eso está bien, como lo está la elección de Navarro en Nariño. Su experiencia puede ayudarle a rescatar a ese departamento de las mafias, los paramilitares, la guerrilla, la droga y la pobreza.
Bogotá ha demostrado hasta ahora que en Colombia es posible gobernar bien. Pero se vislumbra el peligro de que la ciudad le ceda esa capacidad de demostración a Medellín, que supo evitar que se la volviera a tomar el clientelismo; a Cartagena, cuya alcaldesa electa hace declaraciones que ojalá pueda convertir en políticas públicas exitosas, y al Atlántico, si Char se libera de los Name y hace llave con Verano.
La ciudad hubiera quedado mejor con Enrique Peñalosa, pero eso ya es ciencia ficción. De aquí en adelante, se trata de que a Samuel Moreno le vaya bien. Después de lo que han logrado en Bogotá las últimas cinco administraciones, no existe razón válida para que los bogotanos cedamos el liderazgo en buen gobierno y reforma de las costumbres políticas, aunque el electorado haya decidido optar por candidatos de maquinarias políticas, como ha sido evidente en la selección del Concejo, y haya escogido al más simpático y no al más capaz de los candidatos a alcalde.
Es mucho y muy variado lo que ahora está en juego y quizás vale la pena esclarecerlo para poder entender los riesgos y las oportunidades. Por un lado está la culminación de un anhelo (o el primer paso en esa dirección) de una dinastía política a la que una vez se le arrebató a la fuerza el poder que había adquirido de esa manera, y que percibe que algo no muy claro sucedió en el camino, cuando estuvo a punto de recuperarlo en las urnas. Esta vez, un miembro de la tercera generación ha llegado legítimamente a la Alcaldía de Bogotá por elección popular.
Para la Anapo, los miembros de la familia y hasta para la vieja guardia del M-19, esto representa lo que los sicólogos llaman un cierre, y a ello coadyuva la elección como alcalde de Cali del hijo de Iván Marino Ospina. Pero, como en las tragedias griegas, lo que es para unos el restablecimiento del equilibrio, en otros bandos genera conflictos como lo evidencian la carta de Carlos Lleras de la Fuente que circuló antes de las elecciones o los sentimientos encontrados de algunos columnistas ante el dilema Moreno-Peñalosa. Si entre los triunfadores llega a manifestarse un revanchismo, va a encontrar muy fácilmente quien se les oponga con vehemencia entre los herederos de los protagonistas y los sobrevivientes del Frente Nacional. Así están los ánimos.
El Gobierno Nacional ha contribuido a la polarización. El miedo de ellos y el de la derecha colombiana, que antes no era tan distante de la Anapo como actualmente parece, y lo que posiblemente suscita agresividad, es que el Polo se establezca en Bogotá como fuerza política dominante y catapulte a Lucho Garzón hacia una candidatura nacional exitosa en el 2010. Si a Samuel le va bien en Bogotá, el Polo se fortalece y eso pone nerviosos a Uribe y a parte del establecimiento. Pero si no ayudan a Moreno, o lo boicotean, la que va a sufrir es Bogotá.
Es posible que Uribe siga haciéndole el feo al nuevo Alcalde hasta que resuelva cómo comportarse frente a este dilema. Pero no tiene todavía razón legítima para segregarlo o condenarlo. Muy pronto van a tener que sentarse los dos a discutir qué hacer con las grandes sumas que la Nación iba a ceder para los tramos de TransMilenio y obras que Moreno no quiere. En la Presidencia tendrán que acostumbrarse a la idea de que existen partidos democráticos de izquierda y que no todo se reduce a guerrilla y antiguerrilla.
Rudolf Hommes
1 comentario:
Bueno, pues no entiendo que hace esta columna de este señor aquí.Sera que Petro renuncio a su aspiracion presidencial? Lucho Garzon no sera presidente de la Republica, Samuel es una incognita que puede sorprendernos de manera positiva y el candidato a la presidencia es sin duda Petro. Pregunten, hagan una encuesta con esos dos nombres Lucho Petro y veran que el brillo de Petro no lo puede opacar una alcaldia mediocre. claro que si Petro empieza a arrimarse a la crema y nata de la podredumbre, asi no sea esta narcoparaca, comete un grave error y ahi si pues que entre el diablo y escoja entre un Lucho mediocre y un profesor viejo y sin deseos de gobernar nada, aunque impoluto y bastatne querido, él si.
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